¿Por qué mi perro tira de la correa?
¿Por qué motivos tira de la correa? ¿Cómo podemos evitar esta conducta?
Comportamientos caninos: Tirar de la correa
Ante lo que, por teoría, debería ser un paseo agradable con nuestro perro hasta el parque, la playa, el pipican, etc, la realidad en muchos casos es más bien distinta.
Muchos perros se han habituado a ser ellos los que dictan el paseo y tiran del dueño arrastrándolo de un lado para el otro del camino, con tal de llegar antes al lugar o cosa que le estimula en ese momento.
La conducta de tirar de la correa no es del gusto de todos, sobre todo de los que tenemos perros grandes, llegando a ser, en algunos casos, muy desagradable. Y también puede ser perjudicial para el perro puesto que algún día puede que se escape y tengamos un accidente de cualquier tipo.
¿Pero... por qué motivos tira nuestro perro?
- El principal motivo es para alcanzar o conseguir un estímulo que se encuentra en las proximidades, ya sea otro perro, un punto de olor, comida, etc..
- Otro motivo es provocado por la ansiedad de llegar al sitio donde han aprendido a realizar sus necesidades, o que se les va a soltar y liberar para jugar.
- El perro también puede tirar de la correa para huir y evadirse de un estímulo que desconoce o que le produce fobia o miedo.
- Que haya un conflicto en la relación entre el perro y su propietario o que se haya informado erróneamente al perro y reforzado que tire de la correa durante su etapa de cachorro.
¿Cómo podemos solucionarlo?
Al igual que nosotros tomamos decisiones que afectan a nuestra vida, el perro hace lo mismo en cada acción que realiza.
Al igual que nosotros, los perros hacen una balanza en la que sopesan y valoran el estímulo y el peso de la acción que han de realizar para conseguirlo, y por supuesto, también sopesan nuestra reacción ante su decisión.
Un perro, que sabe que su dueño no hará nada o considera que la reacción de su propietario no tiene valor para él, tirará para conseguir alcanzar el estímulo.
Un perro que sabe que su dueño lo recompensara con un refuerzo, de gran valor, por quedarse con él y no tirar hacia el estímulo, omitirá el estímulo a la espera de recibir el refuerzo dado que el valor de la reacción del dueño tiene más peso que el estímulo.
Para conseguir que el perro tenga esta información, hay que transmitírsela, empezando por la atención y la concentración del perro hacia su propietario.
Trabajando la atención
Para trabajar la atención y la concentración del perro debemos situarnos en un sitio que no tenga ningún tipo de distracción o ruido para que el perro solo pueda concentrarse en nosotros.
La atención la trabajaremos haciendo que el perro nos mire a la cara, mediante un ruido o un cascarillo, para reforzarle, mediante la comida y con la voz.. Repetiremos hasta que el perro nos mire siempre, momento en el que empezaremos a sustituir el ruido o el cascarillo por el comando “ mírame”, reforzándolo igual que antes, con comida y con la voz.
No es un trabajo muy pesado, y trabajándolo 5 min cada día, y otros 5 min antes de salir a la calle, el perro aumentara rápidamente su atención.
Trabajando la concentración
La concentración del perro la trabajaremos aumentando el tiempo que nos mira antes de reforzarle con comida o con el juguete. El tiempo lo iremos aumentando gradualmente, para evitar que el perro se distraiga o aburra esperando el refuerzo. De esta manera, aumentaremos la expectativa que tiene el perro para obtener su refuerzo.
Una vez que el perro nos atiende y se concentra en nosotros, es el momento de empezar a trabajar el comando “junto” en el mismo sitio donde hemos estado trabajando para que no se distraiga.
Empezamos usando una correa larga, que le dejaremos entera al perro para que cuando se quiera ir poder pisarla y que se tense haciendo que nos mire a ver que pasa. Cuando nos mire, aprovecharemos para usar el comando “mírame” y que se acerque el perro a por su refuerzo. Cuando se acerque, daremos unos pasos hacia atrás para motivar que se acerque aun más el perro.
Cuando esté con nosotros, andaremos unos pasos hacia delante y le reforzaremos pasados unos pasos, con comida o con un juguete, a la vez que le reforzamos con la voz “ muy bien, junto, nombre del perro”.
Continuaremos andando y reforzando la conducta de “junto” siempre que el perro nos siga y este pendiente de nosotros. Tras repetir el ejercicio durante varios días, el can nos seguirá siempre para conseguir su refuerzo.
Llegado a este punto, es el momento de empezar a usar estímulos distractores en forma de otros perros, personas, entornos nuevos, etc.
Usando una correa corta para limitar su movimiento, y a una distancia prudente en la cual nuestro perro no de ninguna respuesta hacia el estímulo distractor, empezaremos a reforzarle por estar junto a nosotros y mantener la conducta.
Empezaremos a andar, en “junto”, y a acercarnos al estímulo distractor, reforzando al perro si se mantiene atento y junto a nosotros, sin responder ante esté. Reforzaremos cada pocos pasos que el perro mantenga esta conducta hasta sobrepasar en varios pasos el estimulo distractor, momento en el que reforzaremos la conducta con el juguete que mas le guste ( Refuerzo diferencial ) y así asegurarnos que repetirá la conducta en un futuro para conseguir de nuevo el refuerzo diferencial.
Si durante el ejercicio, el perro se distrae de nosotros y se adelanta, permaneceremos quietos y sin manipular la correa hasta que el perro tense la correa y no pueda avanzar, mirándonos a ver qué ocurre. Cuando mire, aprovecharemos para decirle el comando “mírame” y que venga hacia nosotros a recibir su refuerzo.
Cuando venga hacia nosotros, andaremos varios pasos hacia atrás, para motivar aun más la necesidad de venir a nosotros a por su refuerzo ( Oh no, mi dueño se marcha sin mi y con mis refuerzos ¡¡¡¡¡¡ ) , colocándose por si mismo en el lado del propietario en el que se le refuerza. Ya a nuestro lado, volveremos a iniciar la marcha hacia adelante y le reforzaremos mediante comida y la voz, “ Muy bien, Junto, Nombre del perro”, pasados unos pasos desde que llego a nuestro lado.
Una vez que el perro no se distrae, y se mantiene siempre en “ junto” con su propietario, aplicaremos lo aprendido en la calle, reforzando cada vez que hace bien el ejercicio y corrigiendo de igual que antes manera cada vez que se distrae e intenta adelantarse a su propietario.
¿¿Quieres conseguir que tu perro camine a tu lado??
Simplemente es tener paciencia y dedicar un rato todos los días a enseñárselo al perro. No dudes en intentarlo, es muy divertido conseguir resultados pero si aun así no te ves capaz o tienes algún problema, desde CANducadores podemos ayudarte, no dudes en contactar con nosotros.
Rubén Barbero
Especialista en educación canina en Málaga.
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